Yo no pido una soledad para dejar dormir a los sonámbulos, ni pido un cuarto de luna para pensar en esto que es vivir, no quiero emular sonrisas en festejos ajenos, ni caminar en calles soleadas para ser mejor que los demás.
Sedentario como el miedo, existo en nuevos paisajes que ahora se dibujan en retos. Vivir para sonreír, darle besos a la mujer que amo con la misma pasión con que escribo para leer, con las letras vivas de un pasado suelo resarcir mis amistades en anagramas de colores. Cuento en el mar la tranquilidad de los miedos, dibujo en rostros frente al espejo las incógnitas de la profesión; los latidos mi corazón pueda que se mezclen con el sistema nervioso de mis hojas secas.
Me encamino ahora en dudas que llegan con los días, cielos despejados y caminos abiertos, gotas de lluvia que acongojan decisiones. Un nuevo rumbo se asoma con las mismas fibras de los caminos anteriores, quizás como consecuencia o como documento de continuidad, quizás como monumentos al esfuerzo o tal vez como regale de la filantropía.
Escribir canciones, hacer ejercicio, tocar el piano, besar la vida, abrazar a los no mencionados, regalarme en un duelo de oraciones, gritar en el susurro, escribirle al pecado, rezarle a los exiliados, pensar en esos asuntos pendientes o comenzar a declarar planes secretos en diarios sin lectores.
Orgulloso de éxitos cumplidos y comprometido con las metas de la vida ahora encierro en acciones los métodos de consumo, regar por todos lados semillas de incertidumbre, ahondar en la duda con la misma curiosidad con que se cuestiona, ser ausente cuando no se es, dar libertad a sonrisas guardadas, frenar impulsos y festejar detalles sencillos.
Guardar las expectativas con la misma seguridad de la infancia, atravesar complejos destinos con la calma como escudo y desgastarnos en estaciones pasajeras.
Vivir, corregir cartas, enmarcar recuerdos, pasear por roma o dormir en Machu-Pichu, recorrer Salta y beber vino en Valparaiso, cenar en la candelaria, beber en la Aconcagua, inclusive volver a Potosí a rememorar la Plata.
Sea cual sea el camino, es azul, tenue, lento, pasajero, de transición.
AV
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