13 de octubre de 2009

Cada cosa en su lugar


Nuevamente Mil Gracias a la Palabracaidista por este banco de imágenes.

Vaya que me he convertido en escritor de vocación pero no de oficio, es como el deportista que gusta de jugar pero no de practicar, o del dietista que gusta de postres. Meses de pensar y reflexionar sobre cada uno de los pasos que se deben dar en ese eterno y constante proceso de crecimiento personal, quizás de madurez…

De las lecciones a aprehender en el diario vivir está por encima de la paciencia, la confianza. No precisamente confiar en uno mismo o en la pareja, sino, confiar en las oportunidades, aprender a confiar en las decisiones tomadas y ser consecuente con los resultados obtenidos. Pasos de gigante que otros admiran puede ser simplemente grandes saltos de una tarde de juegos, pero nada serio en relación a los compromisos profesionales o personales.

Querer divagar, escuchar música, cantar, bailar, correr, dejar de pensar por un instante y comenzar a suspirar hacia adentro, dibujar casas en los cielos y raspar hielo en la calle. Disfrutar del deber cumplido, no dejarse afectar por aquellas tareas aplazadas que comienzan a pesar en el lomo con el transcurso de los días.

No permitirnos que el calendario se convierta en un sello de tinta que corroe el sudor, sin siquiera intentarlo es a veces que escribimos por escribir, redactamos ausencias tratando de interpretar canciones que quizás jamás debieron ser escuchadas.

Tocar el piano, pensar en el amor como un modo de vida, desahogarse con el dolor, huirle al oficio, ser casero y dormir mas horas al día, querer ofrecer oportunidades donde nadie sueña, construir hogares en papeles de regalo, mentar oraciones de tiempos vividos y traerlas a este mundo.

Quizás sea la oportunidad para viajar, para vernos en esos amores que tanta vitamina le dan al cuerpo, enseñarle a los amigos el camino de la tolerancia, de la confianza, de las bellas pinturas de un cielo colectivo, amar lo que nos pertenece, intentar escribir, redactarnos en murales.

Cada vino en su copa, cada libro con su lector, cada calle con su lluvia, cada cena con su hogar, cada suspiro con nombre propio, cada cuento con su lector, cada ángel con su infierno, cada amigo con su familia.

Cada cosa en su lugar.

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Desde ya quiero enviarle muchos abrazos llenos de buena vida a mi amigo el Batichico en su cumpleaños Vol. 27.
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