Imagen Tomada de: http://1x.com/member/25469/alexei-bourikin/ - (a) Alexei Bourikin -
Estimulación sensorial, un recorrido entre nervios y espirales de ansiedad, un juego de seducción que se mezcla entre las cejas, recorre cada esquina de la vida y escapa en un desprevenido soliloquio de emociones encontradas. Femenino como el paisajismo de un día solitario, como sentarse en un muelle a recitar poemas del siglo XX, como mirarse frente al espejo al salir de la ducha y sugerir un cambio de imagen.
Sagrado como el baile de seducción entre almas embriagadas por el discurso, sensible como el calor corporal en una tarde de agosto, como la brisa que juega con la encumbrada cometa, o el riachuelo que con una delgada línea de vida da frío sabor a unas manos que quieren aferrarse a un imaginario sentimiento de dicha. Solitarios como los esplendores de Claude Monet, como el mar que visita a la montaña en una brisa de julio, en una llovizna de junio, o simplemente en el doloroso calor de mayo.
Una literatura semi erótica que busca encontrarse en letras de grandes escritores, que quiere acomodarse en unos labios diseñados, en un espejo de agua que sirva de tranquilizante en discursos posmodernistas, en intenciones naturalistas, que se asemeje a la sonrisa de María madre de todos. Una búsqueda que se ensimisma con el tiempo, que se ha dilatado en los breviarios de Gioconda Belli, en amores de García Márquez, en el lienzo de Obregón, en el discurso de un ciudadano concertado, o en el dolor de una Salavarrieta encerrada.
Una de las más interesantes aptitudes del ser humano es precisamente su capacidad creativa de dar vida a curiosas ideas en obras de arte. Darle lo sagrado a lo que lo Femenino encierra en un verso o una fotografía, darle a esa pintura un imaginario de palabras insinuantes, insinuantes de vida, de reivindicación, de costumbres y expectativas, de miradas que se esquivan tras un lente o se sumergen con una brisa en pleno agosto.
Femenino Sagrado, como el escudo de armas de una generación consecuente con sus mensajes, con las insinuaciones del pasado que han manifestado su agrado o desagrado por el curso de la historia, de personajes ilustres y otros no tan ilustres que se dejan seducir por un simple llamado de la naturaleza, por un lienzo que quiere ser diseñado, no dibujado. Sagrado como el silencio cómplice de un par de artistas que quieren dejar huella en un alfabeto de intelectuales, como Manuelita y Simón, o quizás como Foucault y La Voluntad de Saber, como el incienso y el incendio, como el sudor y el trabajo, como la oficina que sirve de escudo para la mente o la mente que sirve de escape para las letras.
La mejor obra de arte no es aquella que en siete voces evoca un tributo a lo más sagrado de lo femenino, ni le da silencio o lo más escandaloso de la poesía, es por sí misma, una relación de palabras y deducciones, de aprender a conocer y quererse desconocer, aprender a investirse en un diálogo poético, o en una sutileza llena de picardía, en una tarde cualquiera de agosto o en una puntual mañana de la historia de la humanidad. Cruzar la división de arte y ciencia con la de Historia y Fe.
Dar a lo Sagrado un lugar mucho más allá de lo que lo Femenino puede invocar. Dar a la Fotografía una exposición mucho más allá de lo que la poesía pueda relatar, o quizás darle al lienzo una oportunidad más visible de lo que la danza pueda expresar.
Dar a lo Femenino lo Sagrado que le da.
AV
1 comentario:
La mejor obra de arte no es aquella que en siete voces evoca un tributo a lo más sagrado de lo femenino, ni le da silencio o lo más escandaloso de la poesía, es por sí misma, una relación de palabras y deducciones, de aprender a conocer y quererse desconocer, aprender a investirse en un diálogo poético....
Hermoso!!!
Publicar un comentario