31 de agosto de 2010

Gato de Agua Dulce



Imagen Tomada de:

Cat By Jennifah

Acariciar las noches con palabras, dejarnos infectar del ruido conciliador de un aguacero al mejor estilo de agosto, sumergirnos en la última noche del mes desde la conciencia y darle a la vida, una broma pesada. Un Gato dulce o un Gato de agua dulce, cualquiera sea la palabrería siempre nos cae bien, nos sube el ánimo y nos invita a una copa de vino. Nos cuenta sus mejores historias, nos hace reír con anécdotas de nuestros ancestros y nos enciende el cigarrillo al iniciar el juego de cartas.

La imaginación en el rancho de la vida siempre obra de buena sombra, de buenas melodías nos lleva a recorrer lo más rural de nuestra existencia, con un blues nos dejamos invitar una cerveza, la maceramos con algo de melancolía y le decimos adiós a las brisas del mes. Una baraja mal repartida y una mesa de madera que danza al ritmo inestable de la noche, un sintetizador que da notas casuales y por supuesto, un conejo blanco que le da el toque ficticio a este rumor.

Enamorado de la vida y de un par de mujeres recoge su sombrero y calla los versos que no le compete ofrecer, se levanta de la mesa y recorriendo el rancho con su mirada divisa en la mesa de billar un zorro de pelaje rojo y un Bulldog aburrido de la vida. No se inmuta en detalles ni se percata de sentidos, con lo más contradictorio del vocablo humano se ronronea la conciencia y recorre nuevamente el rancho, esta vez con una mirada un poco más astuta, como si se tratase de una fábula o alguna melodía emula los miedos del pasado, se acerca a la mesa de póquer y notando lo inestable de la mesa, toma al conejo blanco de las orejas para recomendarle un par de asuntos por cumplir.

Acariciar las noches, darle a la imaginación un Jazz posesivo y jugar billar mientras se danza a ritmo de la noche. La lluvia no cesa ni el humo de tabaco espesa en el rancho social, el Zorro mide su jugada y el perro lamenta su falta de puntería; Una comadreja de malas intenciones observa por la ventana el agua caer, sólo piensa en el par de reyes que tiene en su juego y desconfía de las buenas bondades de la Jirafa.

El rancho de la vida siempre se coquetea con los recovecos de la memoria, siempre se escapa de lo tangible y en un ataque de histeria nos evoca las mejores sonrisas, desde el más insignificante de los momentos, hasta el más traumático pensamiento. Y es que hablar de la memoria sin hablar de la imaginación es decirle adiós a agosto sin siquiera agradecerle por las crónicas, cuentos y poemas leídos, que en manos de amigos y poetas, se ha sabido confundir a la realidad.

Quiero dejar en la punta de la lengua ese As de corazones que le hace falta al conejo para ganar, la Jirafa solo cuenta con una terna de 5s, el Buey no tiene nada para pelear en competencia y por supuesto el Gato de agua dulce solo fuma su tabaco y cuenta historias a la eternidad.

En esas noches de lluvia y rigor, donde no hay señoritas para cortejar, ni zarigüeyas para perseguir es que la imaginación sirve de respaldo. Una buena taza de café y un buen periódico para anunciar las calamidades de la soledad, los desvaríos de una mala noche y los coqueteos de un buen día lleno de sol.

Es hora de un buen cuento para dormir.

AV

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