31 de diciembre de 2014

Humano: Demasiado Humano.




Esta semana de tiempo libre además de ser temporada de fin de año, la he aprovechado para ver películas con más frecuencia que mis días corrientes, y claro, para reflexionar.

Algo particular que he observado además de dedicarme a ver películas por internet, ha sido en redes sociales y servicios de mensajería los discursos de fin de año que muchos fulanos expresan: algunos demasiado elaborados, otros con una fuerte carga de nostalgia, dolor, melancolía, como si les doliese haber vivido, como si se tratase de un castigo, una confesión trascendental que llega al final de su tiempo en el conteo a medianoche de este 31 de diciembre.
En realidad solo damos un cambio a un dígito en un reloj, en un calendario. El sol sigue siendo el mismo desde muchos años atrás, igual ocurre con la luna y la brisa, el único cambio quizás son las estrellas, pero esas ya venían muertas desde hace tiempo atrás.

En este ejercicio de consumo cinematográfico terminé por ver filmes que giran alrededor de la vida y obra de grandes pensadores como Friedrich Nietzsche, Carl Jung, Sigmund (Siggy) Freud, entre muchos otros en una extraña espiral intelectual de filosofía, psicoanálisis, amor y odio.

De esta serie de intrépidas historias terminé por cuestionar más a fondo muchas premisas que a lo largo del año aprendimos a evadir, ser conscientes de nuestra condición de humanidad, ser demasiado humanos en lo posible, razón quizás de nuestra errática costumbre de buscar equilibrio o perdón, querer legitimarnos en el otro. Luego siguen las preguntas, porque ante todo, se aprendió a dejar de ser humano, demasiado humano, para ser objeto (de dudas).

Termina el año y lo primero es saber si usted, que me está leyendo, siente que logró cumplir los objetivos o propósitos que se planteó para este 2014, de ser así viene la primera pregunta (Cortesía del gran Nietzsche): ¿Cómo eligió sus objetivos? ¿Estaban allí o te los dieron (impusieron)? Es interesante, porque por muchas ganas de ser seres independientes en ocasiones nos programamos metas que desde el inconsciente ya han sido planteadas en un modelo familiar, de seguir un ejemplo, una carrera, una línea que ya otros han caminado y que es el turno ahora de nosotros, ejemplo de ello es mentalizarse en obtener un buen empleo, o una casa propia, o adquirir un vehículo, etcétera, a la final, es más la confusión y debate filosófico alrededor de este tremendo quilombo que el aporte, pero…  ¿y si retomamos la conversación desde el principio y revisamos la pregunta con más detalle que afán?

Estamos más enamorados del deseo que del objeto deseado, más interesados por lo que inspira la idea que la idea en sí. Anhelamos alcanzar un estado de equilibrio y paz mental, pero a la verdad lo que nos extasía es esa búsqueda, ese safari de amor propio y logros personales y no los logros en sí. Es decir, amamos la adrenalina que produce diseñar un proyecto de vida, pero no el diploma o el empleo que obtenemos al final de cada proceso.  Caemos fuertemente en una espiral de excusas o pretextos para ajustar un contexto a una idea, darle un significado a lo que no tiene por qué significar algo, darle múltiples contextos a una idea que pueda derivar en nuevas ideas.

Entonces, cortesía del Profesor Josef Breur, citamos el siguiente escenario y abrimos el debate a cualquiera que quiera ser parte del mismo:

“¿Qué pasaría si a la hora del juicio final, el verdugo nos dice que tenemos que vivir nuevamente la vida tal y como la vivimos hasta este día?”

Interesante pregunta, hasta puede parecer tonta o superficial, ahora, usted que me está leyendo, ¿lo consideraríamos como un premio o más bien como un castigo de la eternidad?
Al aceptar vivirla, la viviríamos conscientes de su eternidad o simplemente dentro de los tiempos que implica vivir una única vida, ¿como un reloj de arena que gira al finalizar cada tiempo?  ¿Nos daríamos cuenta inclusive, que en este momento estamos volviendo a vivir esta vida como parte del castigo / premio que se nos ha otorgado en la eternidad?

¿Le cambiaríamos algo a lo vivido? ¿Por qué?

Lo interesante está en lo que no se ha vivido, en lo que no conocemos. No sabemos cómo somos si hubiésemos aceptado o negado tal proposición o tal diligencia. No sabemos absolutamente nada pero somos unos genios a la hora de proponer cambios sobre lo que hemos ya vivido, el eterno y defectuoso: “Yo hubiera…”

Son muchos los cuestionamientos y reflexiones que se absorbieron en estos días, supongo, estoy en ese estado de suciedad y locura, pero qué más da, a la final sigo aquí escribiendo para unos pocos que me leen y otros tantos que me escuchan cuando de licor y salud se trata. Cerramos pues el ejercicio con algo mucho más interesante y que en conversaciones (basadas en el cine claro) de intelectuales ha surgido: “¿Cuál es esa decisión, esa idea feliz, esa felicidad que quieres hacer cada día?” Es una gran pregunta, en especial para aquellos que enfocan sus doce deseos de fin de año para buscar la felicidad perpetua. Así pues, la mejor pregunta sería: ¿Qué es eso que quieres que ocurra todos los días de tu vida?
Es una pregunta más sencilla sin duda, ahora bien, ¿recuerdas ese día feliz? ¿Qué te pasó para que fueras feliz ese día en especial?

De seguro nos es más fácil recordar lo ya vivido a anhelar lo que no hemos vivido pero que juramos que nos garantizaría la felicidad, ¿no? pues bien, si ya tenemos claro qué fue lo que nos hizo feliz en ese día, ¿Qué necesitamos hacer para que suceda todos los días? Así es más fácil proyectar nuestra vida, entender que la felicidad no es una búsqueda sino un medio, un camino para vivir lo que realmente queremos vivir.

Finalmente, el propósito de este escrito en especial es dejar más preguntas que respuestas, es compartir con todos lo que de seguro a mi espalda le duele, ese espasmo hermoso que me lleva a buscar temas de más trascendencia que saber el por qué se casó Adonay, a la final, de seguro esta noche de celebración volveré a mi lugar de lectura y para mañana, primer día del año quince, retomaré la rutina con otra película del mismo perfil.

Gracias por este año que se va y si alguno de ustedes toma este ejercicio con la premura que lo merece, agradezco me lo haga saber y si es el caso, me invite a una copa, porque aquí hay muchas preguntas más que por cosas de espacio no alcanzo a plasmar con tal facilidad.

Buscar siempre ser Humano: Demasiado Humano.


AV

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