2 de enero de 2015

Primero.




Arranca el nuevo año y con este las reflexiones del año que pasó, las memorias de los momentos vividos, las personas queridas y claro, los seres que ahora no nos acompañan. Es una fecha particularmente especial porque gran parte de la humanidad enfoca sus energías en recordar lo que pasó o pudo pasar y  otros pocos, en lo que quieren que suceda en este año que ya ha dado inicio.

Gran particularidad de estas fechas es además, encontrar en redes sociales demasiado información sobre la vida de cada quien, de manera excesiva muchas personas publican reflexiones, mensajes, videos, fotografías y hasta datos inconclusos de su permanencia en este fin de año. Cas interesante el de esas mujeres que se encierran en sus habitaciones para tomarse fotografías a sí mismas (selfies) en sensuales posiciones y sonrisas, con guiño en la mirada y mucha luz, para luego publicarlas en la red social de confianza, el preciso lugar donde más permanecen los hijos y amigos de los hijos, ante eso… ¿para qué la necesidad de encerrarse a tomar las fotografías?

Si algo ha servido este nuevo día es también para conocer y re – conocer personas en mi listado de contactos de la dichosa red social, es sorprendente la cantidad de personajes que hacen parte de mis contactos y que no conozco o recuerdo con facilidad, ha sido un ejercicio interesante el estar atento a cada fulano para saber a quién dar de baja y a quien saludar para retomar el contacto; lo que me preocupa es que en su mayoría son mujeres y mi temor es a que piensen que estoy en plan de coquetería y pues no, no soy así.

Continuemos con las fotografías, muchos celebraron la despedida del año catorce de una manera algo excesiva, otros fueron  más sobrios y en familia dispusieron una cena y brindis. Otros, viajaron hasta el otro lado del planeta, o del país, inclusive, muchos más vinieron a Colombia a compartir al lado de sus seres queridos y familiares, en síntesis, muchos disfrutaron de este ágape decembrino en buena compañía, brindo pues, por los pocos como José Miel, que tuvieron que recibir el año quince en franca soledad o, al lado de un insensato compañero de rutina.

Muchos engalanaron sus mejores vestuarios, supongo a primera vista, muchos estrenando. Otros fueron más despreocupados y acudieron a su rutinaria vestimenta sin proponerse exagerar, las fiestas de fin de año son para eso, para disfrutar sin exagerar. A los que se fueron para no volver, a los que ya no traen consigo el mejor de sus trajes sino, el recurso de la memoria, salud y espero desde allá, desde el otro lado nos contemplen cada una de las estupideces y negligentes acciones que como buenos humanos apostamos cometer.

Los mejores platos de comida en otra red social se pueden apreciar no en la noche del 31 de diciembre sino, entre el 01 y 02 de enero. En estos días muchos acuden a lo que sobró de sus fiestas de fin de año para recalentar el plato entero y comenzar a convidar con amigos y extraños, con vecinos y allegados. Tal cual fue el caso de una fulana que fue convidada por su vecina a sentarse en la mesa y disfrutar ambas familias de un suculento caldo de costilla.

Hoy prefiero hablar como espectador, como el insensato observador que desde su comodidad se entera de cada suceso que ustedes compañeros, hacen públicos en redes sociales. Ya la intimidad y la propiedad dejan de ser del todo privadas desde el momento mismo en que sus intenciones y emociones se hacen públicas en cada red social, sea pues, por medio de una fotografía, un video o una ingeniosa tarjeta de celebración. Así, desde mi comodidad comprendo también cada rol y cada labor que tenemos en nuestro entorno; el caso más admirable es el de las neo madres que nos acompañan en cada web social de internet.

Cada madre, desde la más joven hasta la más madura,  hace de su bebé un objeto de deseo, convierten la inocencia y belleza (no todos) en un mecanismo de interacción social, desde mensajes de apoyo y felicitación, hasta agradables palabras o desagradables reacciones. Los niños tienen la particularidad de transformar a todos la manera de ver al mundo, pero las madres… las neo madres hacen que el mundo transforme su manera de ver a los bebés en cada red social.

Los mensajes… cada expresión en su mayoría acudiendo a una deidad y dando gratitud a su condición de persona. Desde la antropología uno comprenderá cada símbolo y código social, aportando nuevos conocimientos y cimientos a una interesante deliberación académica sobre el rol del ser humano y sus instituciones de valor, pero todo se va al carajo cuando en esas mismas reflexiones los códigos materiales y de intercambio sobrepasan en valor, a las deidades que nombran. Somos unos genios donde la ciencia no entra.

Finalmente, hoy 02 de enero sigo atento a cada personaje que sigue en mis redes sociales, porque desde la distancia, lejos de los amigos y el amor, es muy teso uno pretender salir y llevar a cabo cada idea loca que de costumbre se hace en dichosa temporada. Mejor me dedico a la contemplación, a esperar los momentos de arranque, porque así como muchos, yo también he comido lo suficiente como para guardar en la nevera, he escrito mis mejores intenciones en mensajes que trascienden más allá de lo normal, rayando en lo absurdo o quizás, en lo exagerado. También tengo comida en la nevera, una deliciosa “paleta de marrano” como le llaman los cubanos, y sin duda, también me tomé fotografías al lado de mi familia no sin antes agradecer a El Buki por los retos ofrecidos y los favores recibidos.

A la espera de ver a mi Anna, de abrazar mi ingenuo y caro amigo Luifer y los jóvenes David Guillermo y Diego Alejandro. A cada cual su historia de vida, asimismo, a la espera de los planes de vida, porque si de algo ha servido este cierre de temporada ha sido el de replantear y sugerir cambios, el de acusar términos y organizar mecanismos de acción, ya los propósitos de 2015 son meras expresiones de fin de año, pues desde esta casa se habla más de los hábitos a cumplir y, los logros a seguir.

Primero, lo primero.

AV

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