22 de enero de 2015

Ya No Te Amo.


Calico cat back by Samupress 



En alguna oportunidad del año pasado tuve la valiente intención de ejercer un proyecto de comportamiento social, quizás más como acto de defensa que como histeria colectiva; En momentos de la vida nos sometemos pues a la voluntad de otros con el otrora recuerdo de querer hacer las cosas bien y aportar a la calidad profesional de nuestros compañeros, ver en el otro el reflejo del esfuerzo cotidiano de un equipo de trabajo, sin embargo, todos pasamos por alto muchas reglas morales de comportamiento social, esos lineamientos “oficinísticos” donde nos enfocamos lo que no se debe de hacer o pedir a un compañero de trabajo, para nuestro caso, una compañera que más que talento, era fotogénica.

Quizás en aquella oportunidad es que acudimos a la inteligencia emocional y dimos ese paso de autoridad para marcar intenciones y alejar preocupaciones. Decir “Te Amo” a una persona de nuestros afectos es quizás el más impactante y avanzado paso de seguridad, confianza y afecto en una relación de pareja, en esta oportunidad fue un diestro paso a la seguridad personal y la confianza laboral, sentirnos propios en las necesidades ajenas, alejarnos del hambre del otro con el fin de proteger nuestra zona de comodidad laboral, ser verdugos de un buen corazón.

¿Cómo terminó tal historia? Interesante, no recordaba que esa historia había tenido un final, y es que les comparto compañeros lectores que a la deriva de tal incomodidad y tras un nuevo labrador que le acolitara los favores a la voluptuosa fulana terminé por continuar mis labores profesionales sin interrupciones del caso, finalizado el semestre fui contratado por una ONG local en el sector de la salud y ello implicó a que yo renunciara a mi cargo como director de Prácticas Profesionales de la institución universitaria donde laboraba pues.

El semestre terminó y continué vinculado con tal institución universitaria pero en calidad de docente hora cátedra, una jugada contractual que le plantee al entonces Decano, sabia eso sí, pero exigente en términos de relaciones laborales. La señorita del Quindío continuó en su puesto de trabajo resolviendo asuntos por medio de otros hasta que ocurrió lo que sospechamos desde un comienzo: La finalización de contrato de la fulana se hizo inminente.

El semestre siguiente continué dando mis clases y ella ya no estaba, de seguro habrá buscado empleo en otra institución u organización del sector del Turismo.

Ha transcurrido casi un año desde tal suceso y la historia se retoma más con humor que con preocupación, pues mientras compartía fin de semana con mi enamorada me llega un mensaje al servicio de mensajería con un inocente “Hola cómo estás?” seguido por un “No se si te acuerdes de mi, soy ….”

Tal cual.

Cuando se ha ausentado mucho tiempo una persona de otra, cuando no hay amistad o deber ciudadano de por medio, si quiera, cuando no hay deuda es cuando más nos sorprendemos de esos retornos inesperados. Sabe bien que ese mensaje viene cargado con una intención de fondo y bueno, no es precisamente una búsqueda del amor que quedó, eso jamás. Se trata en su mejor efecto de esos favores que se van a pedir detrás de un “Hola cómo estás?”

Es incómodo y triste encontrarnos en los caminos de la cordialidad, ver allí cómo se evade el respeto a esas normas morales de lo que es el trato entre fulanos, de seguro me siento como Seinfeld cuando de relacionarse con los demás se trata, lleno de quejas y artimañas, este es un caso especial quizás por su condición de amor del pasado (?)

A nuestros días Ya no te amo, y se hizo evidente al responderle el saludo cordial con un no tan cordial: “¿Y ese milagro?, ¿en qué te puedo colaborar?” dicho lo anterior, la interlocutora solo abrevió el afán con un simple: “No nada, es que me acordé de ti, solo pasaba a saludar” y conversación terminada.
Al mismo tiempo en otra galaxia, otro labrador recibía el mismo mensaje, a diferencia de mi caso, este fulano si expresó emoción y encanto con tal saludo, prosiguió la conversación y la culminó con un interesante “Vale, espero estés muy bien”.
La fulana que de inteligente sabe mucho sobre los hombres, prefirió evadir esa conversación tan “formal” para expresar su intencionalidad de fondo: Pedir un humilde favor.

No me encuentro en contra de realizar favores o ayudar a alguien que lo necesite, de hecho soy experto en dejarme dar en la cabeza por andar haciendo favores, sin embargo soy de los que prefiere que le pidan el favor de entrada a la mermelada previa para endulzar el ambiente, sigo los cánones sociales de ir directo a la persona a expresarle mi necesidad, siempre con amabilidad y cortesía claro, pero no cayendo en los roles de la hipócrita felicidad de amor y dulzura, de dar rienda suelta a múltiples saludos y conversaciones para luego del libreto, lanzar la frase de pedir el favor o la colaboración.

De seguro muchos le colaborarán a la persona en cuestión, otros no tanto, otros como yo no tuvimos la necesidad de decir que sí o no, porque no se nos pidió el favor premeditado, eso es lo bonito compañeros de conservar ese carácter que nos deja en evidencia ante los ojos ajenos, demonios para algunos, ángeles para otros.

Tal Cual.



AV

1 comentario:

Iván R. Sánchez dijo...

Y mientras tanto yo le he pedido unos favores que no ha hecho, a lo mejor es la falta de tetas que no da ni para el favor, ni para la gracia de que le escriban a uno 2 post. ¿Interesante?