4 de febrero de 2009

Febrero (5 Minutos Más)


Imagen Tomada de: http://msnbcmedia1.msn.com/j/msnbc/Components/Photos/071009/071009_catTrain_hmed_4p.hmedium.jpg


Una semana llena de pensamientos y conversaciones, de miradas variopintas y sentimientos cruzados, banderas que izamos en la soledad de un suspiro, tiempo que nos robamos en el letargo de la tempestad, agua que cae y café que se bebe. Un cigarrillo para apaciguar la ansiedad y quizás un poco también de cerveza, mencionamos en nuestro obituario los momentos que marcaron las vivencias de la compañía amarga y los resaltamos con aforismos plagiados.

Sentarse a iniciar febrero se remonta en el equilibrio de los treinta y un días pasados, suficiente tiempo para pensar y sentarse a buscar la ética de la cotidianidad, a encontrarle moral a los sentimientos que se refunden en conversaciones virtuales o imágenes mentales. Días que pasamos de sobra y que ahora añoramos con la voluntad del parapléjico, querer e intentarlo, soñarlo y justificarlo.
Un buen café en una buena taza nos embriaga de ansiedad al ritmo de canciones latinoamericanas, inventamos historias como excusas para endulzar las miradas que se nos escapan a otras mesas en una cafetería, esos pasos que contamos con sigilo para hundirnos en la rutina sin romper las barreras del anonimato. No pronunciamos nuestro nombre ni dejamos que otros lo hagan, mantenemos en secreto los problemas y estallamos con cualquier intento de equilibrio, la estabilidad se fuga tras una puerta abierta y sólo nos queda la preocupación en el marco de esa ventana que acuñamos con el sudor de las noches; Gatos que duermen sin querer despertar, oficios que heredamos de la cotidianidad y los acompañamos de café, cigarrillos que permanecen como instituciones en nuestra honra y olvidos que intentamos revivir cual diseño de sonrisa que fingimos en el trabajo.

Los cambios tienen la fea costumbre de llegar sin avisar, uno tras otro se acomodan en nuestros bolsillos y suplican por ser tenidos en cuenta, si bien somos seres de costumbres, las costumbres también sufren y se lamentan, suelen viajar por nuestras calles e intentan cruzarse con nuestra mirada de manera sensual o violenta. Noticias cotidianas que nos atropellan en la casa, hogares que dibujamos en paredes extrañas para reconciliarnos con la política, cambios que se quedan en la constante rutina y que piden ser resaltados, dibujados, cambios que quieren ser invisibles a nuestra viciosa voluntad.

En ocasiones junto a esa taza repetida de café caemos en la cuenta de las oportunidades disparadas al aire, vemos como se desinfla el ego en un sobre de azúcar o en el caso dramático de las historias, olfateamos en el humo del cigarrillo la huída de nuestras emociones, quedamos sensibles y desnudos, opacados por las conversaciones de otros, afligidos quizás en un lugar inhóspito o acorralados en nuestra propia conciencia, damos sabor a la cordura, damos para no recibir, damos al vacío sin especular nada.

En tiempos aleatorios quedamos circundados de la ociosidad, la convertimos en rito y la echamos al temor de nuestras noches pasajeras, seguimos bebiendo café mientras pensamos en cerveza, seguimos buscando miradas en cafeterías mientras suspiramos en letras, seguimos vivos por casualidad mientras pensamos en vasos de agua, frívolos y sin censura nos escribimos unos a otros esperando dar la cachetada al que no la ha invocado, mero reflejo de la cotidianidad.

Ahogados de tanto respirar hacemos una pausa y retomamos las horas reales del tiempo, reconocemos que sólo han transcurrido cinco minutos mientras abrimos el corazón en llanto y desespero, sabemos de vicios que guardamos en el espejo. Cinco minutos que sobrepasaron nuestros esfuerzos y que llegamos a creer que fueron vidas enteras, minutos que se fortalecieron con nuestras ideas y dieron inicio al mes de febrero, minutos llenos de sentimientos y remordimientos.

Aun iniciando febrero seguimos consolándonos con esa tasa de café y cinco minutos más.

AV

1 comentario:

Iván R. Sánchez dijo...

Mucho café y cigarrillos, y un mezclador de melancolía para reemplazar el azucar; pensar hacia adelante o hacia atrás, siempre implica llegar a algún punto así; el tiempo es demasiado relativo, por eso solo queda dejar pasar; y que empiece febrero.