20 de febrero de 2009

Festejo de Dudas


En festejo de dudas, observando el rostro de los transeúntes y sentado con un café con leche, pienso en esas canciones que nos dejaron, que nos obligaron a mover el cuerpo desde el rol de espectador, desde los dolores de la cotidianidad, de ese querer que se nos abuchea en la bondad de la madrugada.

En ocasiones se quiere disfrutar del placentero absurdo del sedentarismo, ese estado que nos ubica en el límite del pensamiento y la movilidad del sueño, nos lleva de la mano por caminos inexistentes dándole a la imaginación la coartada perfecta para no redactar sentimientos, más bien para redactar edictos y obituarios de una simple cotidianidad. En esta semana es que se van reacomodando ideas que vagan de vez en vez por el imaginario del ocio, aun así la responsabilidad de responder a nuestros sentidos y nuestras amenazas nos lleva a tomar decisiones un poco radicales, otras absurdas, otras coherentes y la gran mayoría importantes, pues bien, es el festejo de las dudas el que nos re ubica en el insomnio de las ideas.

Nuevamente los sueños están comenzando a aparecer con cierto mensaje subliminal que aun no descifro, se bien que hay mensajes de fondo que deben ser atendidos con premura a pesar que desconozca su significado, sueños que ahora están repitiéndose de manera aleatoria y que insinúan la urgencia de tomar decisiones, de hacer cambios y fortalecer puentes entre mensajes que no se comprenden.

Escapamos a nuestra rutina con el tedio de hacer parte de ella, construimos nuestra rutina con el mismo tedio que buscamos escapar de ella, legitimamos en los sueños esas partidas necesarias que encontramos en la responsabilidad, vivimos del querer y el poder sobre nuestra verdadera naturaleza de escuchar y mejorar. Son ideas sueltas, mensajes sueltos, caminos sueltos, somos seres viejos en puentes sueltos, pasos sin huellas de barro, víctimas de las preocupaciones de la posmodernidad, del consumo que nos une.

Musas con tonalidad propia, ausencia del otro que nos marca. Es ansiedad, estoy convencido que su causa radica en el manejo del tiempo que se avecina, en dar con seguridad pasos y tomar decisiones que más allá de la prudencia, sean necesarias para identificar nuestro camino y no dejar sueltos nuestros cabos, no dejar en la imprudencia de la lentitud nuestro porvenir.

Día a día festejamos esa esperanza de poder escribir para contar, nos imaginamos en otro plano respondiendo preguntas a las ideas que nos llegan con premura, arrancamos con el deseo de salir corriendo detrás de las dudas para amordazarlas, pero terminamos en el letargo de la prensa, en la lentitud de noticias que repiten y repiten, sancionan y amedrantan nuestras incoherencias.
Hasta el sol de hoy recordamos esas mismas canciones, seguimos leyendo esos viejos libros, continuamos fortaleciendo esas amistades, nos despedimos de las calles para asumir nuevos caminos, pensamos si algún día regresaremos, o si algún día nos recordarán.

En festejo de dudas, observando el rostro de los transeúntes y sentado con un café con leche, pienso en esas canciones que nos dejaron, que nos obligaron a mover el cuerpo desde el rol de espectador, desde los dolores de la cotidianidad, de ese querer que se nos abuchea en la bondad de la madrugada.

Seguimos con la idea de querer interpretarlo todo y no querer decir nada.

AV

No hay comentarios.: