http://snapshot.parade.com/main.php?g2_view=core.DownloadItem&g2_itemId=902790&g2_serialNumber=3
Actualizando nuestro perfil literario, bajamos la persiana y nos acostamos a pensar en otros como nosotros que no tienen nada que hacer, aburridos o engañados, siguen sentados en un rincón del alma y comienzan a titubear con su propia voz.
Sin trayectoria definida, jugamos con la luz para darle identidad a la sombra que posa en la pared.
AV
Estaba juicioso sentado escuchando el latir de muchos silencios, con dificultades para escribir bien en el teclado y un deseo reprochable de modificar la velocidad del tiempo y el espacio sentí de un pronto a otro un fuerte rechazo a lo cotidiano. Con ideas en mano y tiempo libre sucumbí a los deseos de escribir y saberme leer, una manera de mejorar mis instintos en decisiones de mediano plazo.
Hablar de un fin de semana en algunos sectores es sinónimo de cotidianidades y citas previas, de formalismos y formatos de interacción social. Hoy aquí en mi habitación retomo mi rutina y vibrando al ritmo de un Jazz escribo por escribir, por dejarme llevar, por darle gusto a la musa de querer escapar y expresarse, escribir con ese sentimiento de poeta que no llevamos dentro, de escribir pensando en mil asuntos pendientes y no ser capaces de resumir si quiera uno de ellos en este texto.
Respondiendo inquietudes de otros, simulando felicidad en tiempos de duda, aguantando presiones y aislamientos inexistentes, redactando canciones en la memoria para invocar musas del pasado, con la seriedad del caso y sin traje de gala me fumo un cigarrillo y me detengo a escuchar la siguiente canción, una balada mejicana de finales de los ochenta.
Tratando de disfrutar la soledad pero dejándome incomodar por pequeñeces, por ejemplo una hormiga camina cerca a mi teclado y detengo mi escritura, invierto tiempo para tratar de matarla o alejarla de mi camino visual, retomo el escrito pero la idea se ha ido con el occiso del Formícido, así y bajo esas condiciones pienso y pienso en el futuro, en decisiones que debo tomar a mas tardar pronto, porque este pronto define el éxito o no de un futuro a mediano plazo; querer escapar de las ocupaciones y preocupaciones por medio de reflexiones es un absurdo al que le hemos invertido tanto tiempo como basura a este mundo.
Conociendo nuevos horizontes, interactuando con nuevas aventuras y reconociéndome en miradas juveniles, paseándome por los caminos de la vida y dejándome acicalar por esas palabras que otros depositan en mi confianza, clases por un lado y escapatorias por el otro, disfrutar de la soledad a pesar de que sabemos que no estamos solos, sentarnos en un café y tomarse una coca cola, fumarnos un cigarrillo y caer en la rutina de fumar. Hablar por opinar, como escribir por triunfar.
Sin una idea precisa que oriente la escritura escarbo en mi sombra para hallar compañía, de rivalidad con la musa observo al recuerdo como un hilo conductor de grandes exageraciones, de mentiras piadosas o de mundanas acciones. El activismo de la estupidez posa sobre los hombros de los jóvenes que no conocen su historia, sintiéndonos inclusive innecesarios damos al aburrimiento gotas de azúcar para estimular la vejez.
Otra Hormiga se pasea por el teclado, nuevamente me desconcentro y pierdo el hilo conductor de una nota sin conducta definida.
Con una canción de Miguel Mateos, con un ritmo argentino, con una bandera sin dueño y sin ideas en el coco siento mi escritura ajena a mi investidura, me revuelvo en imágenes constantes de otros y busco tomarme una taza de café; decido tomarme una aguapanela, escribir un breviario de mis últimos quince minutos de aburrimiento y pronosticar otros quince minutos más de inactividad.
Hablar de un fin de semana en algunos sectores es sinónimo de cotidianidades y citas previas, de formalismos y formatos de interacción social. Hoy aquí en mi habitación retomo mi rutina y vibrando al ritmo de un Jazz escribo por escribir, por dejarme llevar, por darle gusto a la musa de querer escapar y expresarse, escribir con ese sentimiento de poeta que no llevamos dentro, de escribir pensando en mil asuntos pendientes y no ser capaces de resumir si quiera uno de ellos en este texto.
Respondiendo inquietudes de otros, simulando felicidad en tiempos de duda, aguantando presiones y aislamientos inexistentes, redactando canciones en la memoria para invocar musas del pasado, con la seriedad del caso y sin traje de gala me fumo un cigarrillo y me detengo a escuchar la siguiente canción, una balada mejicana de finales de los ochenta.
Tratando de disfrutar la soledad pero dejándome incomodar por pequeñeces, por ejemplo una hormiga camina cerca a mi teclado y detengo mi escritura, invierto tiempo para tratar de matarla o alejarla de mi camino visual, retomo el escrito pero la idea se ha ido con el occiso del Formícido, así y bajo esas condiciones pienso y pienso en el futuro, en decisiones que debo tomar a mas tardar pronto, porque este pronto define el éxito o no de un futuro a mediano plazo; querer escapar de las ocupaciones y preocupaciones por medio de reflexiones es un absurdo al que le hemos invertido tanto tiempo como basura a este mundo.
Conociendo nuevos horizontes, interactuando con nuevas aventuras y reconociéndome en miradas juveniles, paseándome por los caminos de la vida y dejándome acicalar por esas palabras que otros depositan en mi confianza, clases por un lado y escapatorias por el otro, disfrutar de la soledad a pesar de que sabemos que no estamos solos, sentarnos en un café y tomarse una coca cola, fumarnos un cigarrillo y caer en la rutina de fumar. Hablar por opinar, como escribir por triunfar.
Sin una idea precisa que oriente la escritura escarbo en mi sombra para hallar compañía, de rivalidad con la musa observo al recuerdo como un hilo conductor de grandes exageraciones, de mentiras piadosas o de mundanas acciones. El activismo de la estupidez posa sobre los hombros de los jóvenes que no conocen su historia, sintiéndonos inclusive innecesarios damos al aburrimiento gotas de azúcar para estimular la vejez.
Otra Hormiga se pasea por el teclado, nuevamente me desconcentro y pierdo el hilo conductor de una nota sin conducta definida.
Con una canción de Miguel Mateos, con un ritmo argentino, con una bandera sin dueño y sin ideas en el coco siento mi escritura ajena a mi investidura, me revuelvo en imágenes constantes de otros y busco tomarme una taza de café; decido tomarme una aguapanela, escribir un breviario de mis últimos quince minutos de aburrimiento y pronosticar otros quince minutos más de inactividad.
Actualizando nuestro perfil literario, bajamos la persiana y nos acostamos a pensar en otros como nosotros que no tienen nada que hacer, aburridos o engañados, siguen sentados en un rincón del alma y comienzan a titubear con su propia voz.
Sin trayectoria definida, jugamos con la luz para darle identidad a la sombra que posa en la pared.
AV
3 comentarios:
La hormiga no tenía la culpa! :(
Tal vez son las musas que se burlan de nosotros, haciéndonos menospreciar lo maravilloso de despertar cada día y poder escribir sobre ello.
:)
Tal vez si y tal vez no, a lo mejor uno juega con la luz para tratar de extinguir la sombra o cuentagotea la oscuridad para tratar de sofocar a la luz; el caso compadre es que si sigue así se lo van a comer las hormigas...
Por lo menos las hormigas aparentan ser el problema de menor importancia... de resto es saberse jugar entre luz y sombra, a ver que resulta...
Publicar un comentario