1 de abril de 2014

Abril (Gallardo y Azul)




Siempre he pensado que la gente se merece lo mejor de uno, porque uno a la final, es el reflejo de la sociedad. Siempre, aún cuando los tiempos son difíciles he pensado que uno debe de aportar al otro, al que lo necesita, y sí, soy muy desapegado a lo material, quizás por ello no funcionen directamente conmigo los chantajes o castigos y bien pueden mis padres dar fe de ello.

La vida es un camino que muchos poetas y filósofos ya han reseñado en aforismos, escritos, poemas e inclusive en movimientos ideológicos, mi favorito de todos, el del Nobel colombiano de literatura [A.K.A El Mexicano] Gabriel García Márquez: "La vida no es lo que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla".
Y es que para contar he nacido, al mejor estilo de Neruda, dónde las historias y las reflexiones, el pasado y las ensoñaciones se cruzan en determinados caminos, rutas que a la final llevan es a la memoria, no a Roma.

Precisamente a propósito de amigos y la vida es que llego a estas letras, cuando han pasado bastantes aguas bajo el puente del tiempo. Recientemente cada semana de mi vida, desde finales del año anterior a hoy se han encargado de traerme historias, vivencias, experiencias para contar y yo claro, en el silencio de la rutina había optado por mencionar en tertulias y la bohemia, pero no a las letras públicas que ustedes, mis fieles lectores (?) merecen leer.

¿Creen ustedes en Dios? O como le digo yo: ¿En El Buki?, ¿Creen en las casualidades y las causalidades? ¿Están seguros de que todo lo que ocurre en la vida es producto de coincidencias y aleatorias sucesiones del presente y el pasado? Estas y otras preguntas surgen en mi mesa, con vaso de whisky 12 años y buena música en el fondo. Ya hoy a casi 6 meses después de todo lo ocurrido puedo sentarme recostado en el espaldar y observando el hilo del humo de mi cigarrillo, burlarme de mí mismo y saber que la vida, como las estrellas, solo son un reflejo de lo que ya ocurrió, no de lo que ocurre constantemente.

Y es que puedo encerrarme en retrógradas letras y en mamertas líneas que intentan definir a la vida y sus consecuencias, al arte de tomar decisiones y ausentarse en decisiones ajenas, o cualesquiera sea vuestro asunto, pero no, en esta oportunidad no. Siempre tenemos detonantes que nos hacen escribir y como buen hombre, puedo dar fe de que todo radica en una mujer.

No voy a hablarles de esa mujer en esta oportunidad, para ello tendremos otro espacio, otras expresiones, mejores líneas redactadas y hasta quizás, quizás, quizás, mejores explicaciones.

Tal como inicié este panfletario compromiso con la amistad, todo en lo que nos ocupemos en la vida debe siempre buscar beneficiar al prójimo, siempre (opino yo) debemos de ayudar al otro, darle la mano, extenderle nuestra ayuda y jamás pedir algo a cambio así sea pues, que nuestra ayuda no sea realmente un acto de colaboración sino, una estrategia de chantaje emocional (que de ello somos expertos todos quienes habitamos este mundo).

Agradecido me encuentro con todo y con todos, en especial con “El Buki”, porque tanto él como todo el misterio que le rodea (en medio de la broma) han permitido con sus señales darme en la vida todo lo que he necesitado, aún si no lo comprendo o lo tolero: Desde los fracasos hasta las malas decisiones, pero a la final, hoy mes de abril, cuando siento que ya se cumple un ciclo en un cambio de época, todo comienza a tener sentido y su lugar. En un inicio siempre nos reacomodamos bajo el discurso de que nos encontramos en “una época de cambios” pero realmente, es la madurez (y testarudez) lo que nos permite centrarnos en los hechos y poder comprender (con dolor en ocasiones) claramente que ya estamos frente a frente en un cambio de época.

Agradezco la selección natural de amigos que se dio en estos dos años, agradezco el resultado de las decisiones tomadas, agradezco los miedos enfrentados y los retos perdidos, agradezco los esfuerzos dados en vano, los premios recibidos, los favores y sus deudas, el amor y sus miles maneras de llegar.

Siempre debemos dar a los demás lo mejor de nosotros, siempre debemos de dar a los demás aquello que nos gustaría recibir.

Tener.


AV

1 comentario:

Iván R. Sánchez dijo...

Yo creo que lo único que ha detonado su escrito, señor gato, es que yo haya optado por escribir más a menudo...

Ya en serio (?); Creo que el tono del escrito es un tanto melancólico, y si de aforismos y desaveniencias literarias y artísticas se habla, también considero que lo único que le pasa es que ya se está haciendo viejo y la memoria le está cobrando su cuota de nostalgia y de mal de epoca... Pero yo que sé.