Imagen tomada de: https://www.dreamstime.com/illustration/constellation-cat.html
III.
Harry Manuel retomó el contacto
con la desconocida alemana, una mujer joven que por su foto de perfil daba la
impresión de ser confiable, se saludaron en el chat y conversaron desde asuntos
superfluos hasta grandes relatos de la privacidad y los anhelos de la edad.
Como muestra de buena fe la dama
brindó un deseo de cortesía, insistió en que podía hacer magia y darle a Harry Manuel
aquello que siempre ha querido ser o tener.
Con algo de desdén pensó un rato
en la oferta, aquella muestra gratis a la que respondió con un tono retador, pidiendo
como deseo ser poliglota. Ella, con el carisma de un carnicero, preguntó
exactamente en cuáles idiomas estaba interesado.
“CINCO” escribió en letra
mayúscula junto a un emoticón de un diablo travieso, en un chat lleno de stickers e insinuaciones.
Cinco fueron los idiomas
entregados: Francés, Alemán, Portugués, Ruso y Japonés. Harry Manuel sintió un
ligero dolor de cabeza y acto seguido, un malestar de garganta que le obligó a
declarase en incapacidad.
Marcela, la madre, cuidó durante
dos días, con algo de sopa caliente, jugo de naranja con jengibre, todo en aras
de que su hijo, el eterno niño estuviese libre de todo mal.
Después de dos días de fiebre,
Harry intentó leer algunos textos en inglés para corroborar si el deseo había
sido cumplido. Al ver que no dominaba el idioma, se sintió estafado, a la final
sabía que era una broma y no podía acusar a la dama de abusar de su confianza, pues
en realidad no existía ninguna transacción vigente.
Cecania retomó el contacto en el
chat, así que comenzó a escribirle a Harry en alemán, él sin notarlo, respondió
el saludo con excelente gramática y fluidez, durante un tiempo conversaron por
escrito, hasta que a través de un mensaje de audio (en ruso) dejaron de lado
las letras para pasar a las expresiones fonéticas. Así sucesivamente avanzó la
comunicación, fue allí cuando cayó en la cuenta que estaba dominando otros
idiomas distintos a su natal español, la sorpresa era además que jamás estuvo
el idioma inglés en el listado de opciones.
Se sintió complacido, con el ánimo
alto como nunca en su vida había despertado, el deseo de prueba había sido
cumplido sin falta alguna.
Esa misma semana terminó la
propuesta final para el cliente de Portugal, entregó el material pendiente al
otro cliente, al de Italia y en su cuenta bancaria vio reflejada la
transferencia de Euros deseada, se sentía perfectamente vivo.
Estaba triunfando sin salir de
casa.
Semanas después, retomó el
contacto con la misteriosa mujer alemana, ya por los primeros días de
diciembre. Siempre amable y atenta le respondía a las dudas en alemán, en
ocasiones en español, todo en aras de facilitar las emociones del ahora
políglota Harry Manuel.
Volvieron a hablar de la propuesta
principal, de aquella opción de cambiar de vidas, ante tal pretensión Harry
exigió como primera condición que ella diera todos los detalles de lo que
significaba ceder su vida presente.
Cecania le dio toda la información
del intercambio en errante explicación. Sin tomar con seriedad la respuesta,
siguió preguntando por el paso a dar, insistía en entenderlo todo a pesar de
las respuestas vagas que ella le brindaba.
Después de un insistente interrogatorio,
Harry Manuel logró que Cecania, en un excelente español le enviara un audio con
una explicación más detallada de la transferencia prometida. Mencionó que él
pasaría a llamarse Kaín, que viviría donde ella está actualmente, en una ciudad
de Alemania y con los mismos lujos y pesares. Le hizo saber que del mismo modo
tomaría su vida en Colombia y pasaría a llamarse Harriet, el equivalente de Harry.
El asombrado caballero sentía que
podía pedir más. Su ambición le empujaba a no ser él mismo, deseaba como alguna
vez lo fue su hermano, un ser socialmente bien relacionado, con prominente
salario y triunfos para cada proyecto laboral.
Cecania con su imparcial sonrisa
observó la pantalla del teléfono y envió un audio ahora en un fluido Japonés, aceptando
las condiciones insinuadas, solo faltaba como si se tratase de un contrato,
confirmar el deseo a modo de formalidad.
Harry aceptó por supuesto, porque
eso hacen los desesperados. Mientras terminaba de escribir en el chat su
aprobación del trato, pensaba por momentos en el plan que diseñaba para otra
empresa de Italia, que el señor Ferro le había recomendado precisamente.
Cecania desapareció como si nunca hubiesen sido amigos, quedando el chat en un mensaje final: Ok.
AV.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario