14 de octubre de 2025

El Heredero. (El Mensaje)


 

Imagen tomada de: https://www.etsy.com/es/listing/843590150/arte-de-gato-espacial-arte-de-pared-de

Space Cat By: CodyVrosh

 

II.

Algo en Harry Manuel no daba con nada que fuese corriente, nada extraordinario o prometedor, como si su vida dependiera de la voluntad no querer vivir.

Siguió viviendo en casa de padre y madre, soltero, con un ingreso mínimo en labores de prestación de servicios en comunicaciones y protocolo, algo de lo que se había vuelto experto, pero sin ánimos de ser exitoso.

Sin contrato estable ni un salario digno de recibir extras al final de cada año, cerca de los treinta años de edad insistía en culpar a sus allegados de su frustración, porque en palabras de su madre, nada era considerado como fracaso, solo aprendizajes (permanentes).

Recién superada la crisis de la cuarentena y ver sus ideas crecer de modo virtual, intentó en crear una empresa unipersonal de asesoría en comunicaciones, manejo de redes sociales y algo de impacto cultural. Tuvo éxito, relativo, pero algo de éxito, insisto.

Aquella tarde de noviembre de 2023, sentado en su escritorio, con el cabello largo y algo de sudor por el clima de la jornada, recibió un mensaje a su cuenta personal de Instagram, una red social que despertaba amores y odios en su dignidad.

Fue un mensaje que buscaba cotizar sus servicios como asesor en comunicación corporativa. Una empresa italiana, de esas que querían abrir sus mercados a Latinoamérica, porque así lo sugería el mundo post-pandémico.

Aceptó reunirse con el contacto, un tal Luca Georgiano Ferro, en resumen, un tal “Luca Ferro”. Al inició pensó que se trataba del cantante italiano de una de sus bandas favoritas, pero descubrió rápidamente que era un homónimo, nada más.

Se citaron en videollamada y allí, en un español mal hablado pactaron revisar el caso. A la mañana siguiente, Harry Manuel recibió otra solicitud en su cuenta de Instagram, ahora de una empresa en Portugal, que al igual que el señor Ferro, quería expandir sus servicios financieros en Colombia, un tal Amorim Azevedo era el contacto de enlace.

Para el fin de semana ya estaba preparando ambas cotizaciones, con dificultades de idioma, pero el gran apoyo de la aplicación de traducción de Google no le deja desfallecer.

El lunes era día feriado, pero no en Europa, por lo tanto ambas sesiones se llevaron una justo después de la otra, pareciera que llegarían sus primeros contratos millonarios y estables, suficiente como para llevar a padre y madre a conocer Italia y Portugal, el sueño de todos en temporada post-pandémica.

Aquella noche de lunes feriado otro mensaje apareció, también en la cuenta de Instagram, ahora una dama de origen desconocido le proponía una oportunidad de negocio para invertir en Europa, al parecer, algo relacionado a Islandia. Se sintió ilustre y aceptó reunirse con la fulana, después de varias horas de chat se conocieron y dieron fe de la veracidad de cada contacto, cada propuesta, cada treta.

A la medianoche de aquel lunes, Cecania Klatten, la dama del chat, explicaba a Harry Manuel, un colombiano tan corriente como cualquiera en América Latina, que ella le podría conceder un deseo, uno solo, a cambio de él ceder esa vida presente a ella.

Harry por supuesto no entendió la propuesta, acusándole de estafadora y demás; Cecania insistió, le tuvo paciencia y así transcurrieron quizás dos semanas, el tiempo justo para cumplir con la entrega al primer cliente, el italiano de apellido Ferro, un sencillo plan de monetización en redes sociales.

Tiempo justo, además, para pretender aprender un nuevo idioma, Harry sentía a sus adentros que no era suficiente con el traductor de Google, se hacía importante alguna base idiomática que le diera las herramientas para crecer en ese pequeño gran negocio que la vida le estaba brindando.

Inició con aplicaciones de idiomas en su teléfono móvil, jugaba a responder cuestionarios y escuchar canciones en otras lenguas, de preferencia el italiano, por aquello del cliente reciente.

Harry Manuel pensaba en algunas ocasiones en el mensaje que la fulana de origen alemán le había enviado. ¿Una propuesta de una vida mejor? ¿Un deseo?

Durante esas dos semanas cumplió con cada parte de su cliente italiano y su cliente portugués, dos acciones diferentes en contenido, pero afines en el qué hacer: un plan de medios y una estrategia de marca. Nada raro.

Leía por encima el mensaje, lo acariciaba con su dedo pulgar en la pantalla del teléfono móvil, como si fuera una estampa o la medalla del santo de su devoción.

En ciertos momentos la dama le escribía, le invitaba a considerar la propuesta. En ciertos momentos mientras la leía en el silencio de las confusiones, Harry Manuel imaginaba una vida mejor, algo que superara la miseria y frustración de no alcanzar siempre la meta trazada.

Quiso responder de inmediato que sí, que aceptaba el trato, pero frenaba el deseo con el ímpetu de quien espera la brisa siguiente para navegar.

Quería ir más lejos, esperar quizás, una oferta mejor.

AV.

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